Es bien sabido que los seres humanos estamos hechos para vivir en pareja. Todas aquellas personas que escriben libros o hacen películas, sea sobre mujeres divorciadas, viudas o separadas, incluso las prostitutas, terminan aceptando que lo que mas desea la mujer es tener un hombre que la proteja y una familia con la cual vivir y ser feliz.
Todos llevamos intrínsecamente la felicidad como máximo ideal en nuestras vidas, y nuestra vida jamas esta completa sin una sexualidad satisfactoria. En ella expresamos lo que somos muy en nuestro interior, esa es la máxima expresión interna del ser humano. En el momento que compartimos con la otra persona nos sentimos vulnerables, sensibles e incluso débiles como cuando eramos unos niños inocentes.
No tengamos pena ni vergüenza de expresarnos, de comunicarnos y hasta pedir a nuestras parejas aquello que nos llena, que nos hace felices. Tal vez abrazarnos después del acto o contar poemas, chistes o hablar de lo que mas nos gusta. Hagamos de ese momento un momento agradable. Tratemos de no hablar de problemas o contrariedades que puedan molestar a nuestra pareja.
Recordemos siempre que el ser humano liga o conecta siempre los hechos con algo agradable o desagradable, es decir, si cuando estamos con nuestra pareja (y no solo cuando hacemos el amor sino en cualquier momento) hablamos de problemas, el o ella relacionaran el sexo o esa persona con algo desagradable. Pero si cada vez que nos vemos o hacemos el amor sentimos algo muy satisfactorio, querremos repetirlo y lo recordaremos como algo placentero.
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